POR PRIMERA VEZ UNA MUJER EN LA PRESIDENCIA DE MÉXICO
Claudia Sheinbaum, la candidata del oficialismo, arrasó en las urnas y alcanzó el 60% de los votos, sacándole más de 30 puntos a la segunda. Así MORENA, el partido de AMLO, se quedará en el poder por lo menos hasta 2030. El perfil de esta científica ecologista.
Por Gabriel Michi
México acaba de hacer Historia. El país azteca acaba de elegir, por primera vez, a una mujer como presidenta de la Nación. Un avance que parecía inalcanzable hasta hace poco tiempo. Claudia Sheinbaum, una prestigiosa científica climática ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2007, obtuvo una victoria electoral aplastante y prometer continuar el trabajo de su mentor y líder saliente Andrés Manuel López Obrador. Así MORENA -y sus aliados de centroizquierda- seguirán en el poder por lo menos hasta 2030. Sheinbaum (61 años), obtuvo entre el 58,3% y el 60,7% de los votos, llevándose además el mayor apoyo obtenido por un candidato en una elección presidencial mexicana desde el fin del gobierno unipartidista en 2000. Muy por detrás de Sheinbaum quedó la postulante de la impensada alianza entre el PRI y el PAN (otrora enemigos acérrimos) Xóchitl Gálvez , quien cosechó entre el 26,6% y el 28,6% de los votos. Y, totalmente distante de las dos mujeres, se ubicó el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, que sólo se llevó entre 9,95 y 10,8% de los sufragios. Todo eso en medio de una campaña electoral que se convirtió en la más sangrienta de toda la historia mexicana ya que al menos 38 candidatos a distintos cargos fueron asesinados.
La electa presidenta asumirá su cargo el 1 de octubre y en los festejos por su victoria desde la plaza del Zócalo dijo «¡Hicimos Historia!». A la vez que agradeció especialmente a AMLO, al que calificó como «un hombre excepcional y único que ha transformado a México para mejor». Y es que el contundente triunfo de la candidata del oficialista MORENA tiene como explicación, por un lado el propio perfil de Sheinbaum y su labor como jefa de Gobierno de Ciudad de México (entre el 5 de diciembre de 2018 y el 16 de junio de 2023), pero también el legado de López Obrador que duplicó el salario mínimo, redujo la pobreza y supervisó un importante fortalecimiento del peso, además de los bajos niveles de desempleo. Por todo eso el saliente mandatario mexicano deja sus funciones con una enorme popularidad, algo que también pudo ser capitalizado por Sheinbaum, quien ahora deberá ver cómo hace equilibrio entre darle continuidad a las conquistas de AMLO y, por otro lado, impulsar su propia impronta y agenda. Y en ese punto muchos se pregunta qué hará con sus iniciativas medioambientales que chocan, por ejemplo, con la importante y estratégica industria petrolera azteca. Jason Marczak, director senior del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council, analizó: «Existe la expectativa de que ella continúe las políticas de López Obrador, pero al mismo tiempo se convierta en su propia presidenta»,
Claudia Sheinbaum prometió ampliar las políticas de bienestar que impulsó López Obrador en México -un país de 125 millones de habitantes-, aunque es consciente de que eso es una misión compleja porque heredará un déficit presupuestario muy importante en un contexto, además, de bajo crecimiento económico. Además deberá enfrentar el brutal índice de violencia -sobre todo en el Interior del país- que se vio reflejado en el asesinato de los 38 candidatos de distintos partidos y aspirantes a diversos cargos. De hecho, la votación del domingo también se vio empañada por el asesinato de dos personas en colegios electorales en el estado de Puebla. Ese clima de violencia también se reflejó que -si bien es algo que se viene reproduciendo hace tiempo- sólo durante el mandato de López Obrador fueron asesinados más personas (más de 185.000) que durante cualquier otra administración en la historia moderna de México, aunque la tasa de homicidios fue disminuyendo poco a poco.
También deberá enfrentar tensas negociaciones con EE.UU. sobre los enormes flujos de inmigrantes que cruzan la frontera desde México y el manejo de la seguridad frente al narcotráfico (agudizado por la epidemia de fentanilo entre los estadounidenses que se produce en territorio azteca) y el tráfico de personas. Es de esperar que si el ganador de las elecciones en EE.UU. es Donald Trump esas pujas crezcan porque las consignas antinmigratorias son piezas centrales en sus discursos. De hecho el magnate prometió movilizar fuerzas especiales para luchar contra los cárteles en la frontera y grupos radicalizados hasta postulan la posibilidad de que bombardee a esos grupos criminales en tierra mexicana, lo que sería una brutal violación de la soberanía. Ese será otro de los desafíos que asoman para la electa presidenta, además de que Trump también prometió imponer aranceles del 100% a los automóviles chinos fabricados en México.
Por otro lado, Sheinbaum tendrá la tarea de abordar la escasez de electricidad y agua. y debatir qué hacer con Pemex, el gigante petrolero estatal que ha visto caer su producción durante dos décadas y está sumergido en deudas. Pero, aún frente a esas dificultades, la presidenta electa sabe que contará también con un aval especial: con los resultados de ayer el oficialismo y sus aliados contará casi seguramente con «supermayoría» en ambas cámaras del Congreso.
Pero, sin duda, el triunfo de esta científica es muy importante desde lo político, lo sociológico y hasta lo cultural porque el machismo está muy arraigado en la historia y en el día a día mexicano. Y más si se tiene en cuenta que ese país es el segundo con mayor cantidad de católicos en el Mundo (sólo superado por Brasil) y desde ese lugar muchas veces se han conservado valores que relegan el rol de la mujer en la sociedad. De esta manera México se suma a otros países de Latinoamérica que ya han votado a mujeres para la Presidencia, como fueron los casos de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Panamá, y se diferencia de sus pares de América del Norte, EE.UU. y Canadá, que jamás lo hicieron.
El camino recorrido por la mujeres mexicanas en defensa de sus derechos políticos ha sido largo y duro, más en un país que tiene una altísima alta de femicidios. Esa lucha tuvo un capítulo importante en el Porfiriato y pegó un importante salto con la conquista del voto femenino en la década de los ’50. Sheinbaum se convirtió en la abanderada de la «Cuarta Transformación» el pasado 6 de septiembre, luego de una puja interna donde fue la única mujer que participó por la candidatura a la Presidencia de la República.
Cuenta la historia que, el movimiento en favor a la participación política femenina se remonta a la publicación de «Violetas de Anáhuac», a fines del siglo XIX. Sin embargo, hubo que esperar muchas década más para ver su reflejo concreto en la realidad. Tras años de lucha, especialmente al concluir la Revolución Mexicana, el 17 de octubre de 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó la reforma que otorgó el derecho al voto a las mujeres, algo que se materializó dos años después en la primera vez que ellas pudieron sufragar en unas elecciones legislativas Pero pasaron más de 30 años antes de que una mujer pudiera llegar a ser candidata presidencial: fue en 1982 con Rosario Ibarra de Piedra del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Desde ese entonces hasta hoy varias mujeres han intentado llegar a la Presidencia pero es recién hoy cuando se logró con la llegada de Claudia Sheinbaum al honor más alto de la política mexicana.
La presencia femenina en la escena azteca fue creciendo y, por ejemplo, mucha agua pasó bajo el puente desde que Griselda Álvarez Ponce de León -en la década del ’70- se convirtió en la primera gobernadora mujer cuando ganó las elecciones en Colima. Hoy, en cambio, hay nueve mujeres gobernadoras: Marina del Pilas Ávila Olmeda (Baja California); María Eugenia Campos Galván (Chihuahua); Lorena Cuéllar Cisneros (Tlaxcala); María Elena Hermelinda Lezama Espinosa (Quintana Roo); Evelyn Salgado Pineda (Guerrero); Layda Sansores San Román (Campeche) e Indira Vizcaíno Silva (Colima).
Pero , sin duda, la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia despierta muchas expectativas en materia de género y muchas sueñan que se profundicen los avances que se aceleraron a partir del 2014, cuando se implementaron cambios en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), y se impulsaron leyes en la materia de paridad de género como, por ejemplo, aquellas que garantizan la equiparacióin en el registro de las candidaturas. A partir de 2019, con la reforma denominada «Paridad en todo», se estableció una participación equilibrada entre mujeres y hombres en los puestos de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida política, económica y social. Y en este 2024, el propio Instituto Nacional Electoral (INE) implementó medidas de paridad en candidaturas.
Claudia Sheinbaum llega a ser la primera presidenta mujer en la Historia de México a los 61 años y después de un largo camino de lucha. Antes fue jefa de gobierno en la Ciudad de México DF, entre el 5 de diciembre de 2018 y el 16 de junio de 2023. Pero previo a eso ya había obtenido reconocimiento mundial cuando en 2007 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz como parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, al igual que el ex vicepresidente de EE.UU., Al Gore.
Ella es descendiente de inmigrantes judíos que arribaron a México desde Lituania y Bulgaria en la década de 1920. Es hija del químico y empresario Carlos Sheinbaum y la bióloga Annie Pardo. Claudia se licenció en Física en 1989 con la tesis «Estudio termodinámico de una estufa doméstica de leña para uso rural» . Sus logros académicos se fueron acumulando al punto que se convirtió en la primera alumna de la UNAM en doctorarse en «Ingeniería ambiental», plafón desde donde trabajó esos temas que la llevarían más tarde hasta el Nobel.
Ciencia y militancia formaron parte de la crianza de la flamante presidenta electa. Sus padres habían participado en el movimiento estudiantil del ’68 (época del mayo francés) y su padre fue un activo miembro del Partido Comunista.
En 1987 se casó con el político Carlos Imaz, uno de los fundadores del progresista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que estaba divorciado y tenía un hijo. Poco después tuvieron una hija en común, Mariana, que actualmente tiene 34 años y es licenciada en Historia. Pero en 2016, después de casi tres décadas de matrimonio, Imaz y Sheinbaum se divorciaron. Ella profundizó su actividad política al lado de su líder Andrés Manuel López Obrador. Así llegó a ocupar la Secretaria de Medio Ambiente y luego fue electa alcaldesa de la capital mexicana. En ese interegno se volvió a conectar con un viejo amor, su novio de la facultad, el físico y matemático Jesús María Tarriba, con quien había perdido contacto durante más de tres décadas. Ella lo buscó por Facebook y se reencontraron y hoy están en pareja.
Conducir los destinos de una ciudad como el DF -donde viven 8,8 millones de personas, casi la misma población que tienen países como Suiza– no fue algo sencillo al punto que su administración estuvo salpicada por una serie de incidentes que despertaron críticas y malestares: la gestión de la crisis provocada por los terremotos del 2017, la represión de las manifestaciones feministas o el trágico accidente de la Línea 12 de Metro. Aún así, Sheinbaum salió airosa de la Ciudad y se fue con una muy buena imagen. Tan buena imagen que hoy llegó a ser la primera presidenta mujer en la Historia de México.
FUENTE: mundonews.com.ar
AUTOR: Gabriel Michi