9M: un año del siniestro más grande que arrasó con las vidas de más de 500 familias en La Comarca Andina

Un incendio de características inconmensurables, cambió la vida de las personas que habitan en Lago Puelo y El Hoyo. Pasaron 12 meses. Angustias, dudas, especulaciones; temores y la inseguridad del día después que se convirtió en muchos días, muchos meses y, en algunos casos, todavía continúa.

Desde los ámbitos gubernamentales, pocas respuestas. La visita del presidente de la Nación que terminó en bochorno. Construcciones que nunca llegaron, ayuda que sirvió para especular, héroes desinteresados que trabajaron solidaria y denodadamente para la reconstrucción; organizaciones que evitaban que la asistencia pasara por el Estado. Conferencias de prensa vacías, sin anuncios, sin definiciones y mayormente con sabor a «no saber dónde se estaba parado».

Algunas, y solamente algunas, de las situaciones que se vivieron desde hace una año (que parece 10), donde cientos de personas, además de quedar prisioneras de las llamas, quedaron atrapadas en la desidia.

El intendente de Lago Puelo, dijo, en un comunicado conmemorativo del año que «todavía hay personas que no recibieron ayuda». Algo quizás, inconcebible. Un acontecimiento que desnudó la falta de empatía; la necesidad de humildad por parte de la dirigencia. El desconocimiento para la gestión y tanto más. Aunque quizás, de todos esos desencuentros, y después de pensar en las personas que se vieron afectadas, podamos a la vez poner en valor el gran sentido de solidaridad que encontramos entre personas silenciosas que no esperaron para dar su mano y que, a pesar del dolor, fueron capaces de sacarle una o varias sonrisas a las victimas.