NANCI CATRIEL: «MI NIETA LOLA TIENE SIETE AÑOS Y ES HERMOSA»

Vive en San Antonio Oeste. Integra el movimiento de las Estrellas Amarillas, que promueve esos símbolos en honor de las víctimas viales. Perdió a cuatro seres queridos en dos tragedias vehiculares. Lucas, el menor de sus ocho hijos, de 14 años. Antonella, otro retoño, de 28, cuya beba se salvó de milagro. Miguel, un sobrino. Y Miguel, pareja de la entrevistada.

Por Lucio Casarini

«Las mamás que hemos perdido hijos sabemos que no es fácil salir, pero uno tiene que pensar en los que quedan y continuar adelante; aunque es duro, uno tiene que ser fuerte y dar lo mejor; cuando se siente triste, salir afuera; yo iba al patio de mi casa y pegaba unos gritos, a ver si me escuchaban los seres queridos que no tengo; levantaba las manos y les decía estoy acá con mis brazos abiertos esperándolos; aunque sabía que no iban a venir, porque uno tiene que aceptar la realidad; de todas maneras, dentro del corazón siempre van a seguir; hasta el fin de mi vida van a permanecer en mi corazón y en mi mente».

Aída Nancy Catriel sonríe con sencillez y dignidad. Desciende de una dinastía pampa que alguna vez dominó una zona considerable del país. En los comienzos de la patria, el capo del linaje fue el cacique Juan Catriel, nacido en Tapalqué y amigo de Juan Manuel de Rosas, adalid de la Confederación Argentina. El heredero fue Juan Catriel hijo, que peleó para Rosas cuando este fue derrotado en 1852 en Caseros. El siguiente legatario del mando fue Cipriano Catriel, que era vástago del precedente y murió lanceado por los suyos antes de la llamada Conquista del Desierto, que arrasó con territorios, pueblos y culturas.

La voz del testimonio fue dada a luz en Sierra Pailemán, provincia de Río Negro. Vive en San Antonio Oeste, donde crio ocho hijos trabajando como empleada doméstica. El 27 de julio de 2014, una tragedia vial se llevó a Lucas Félix, alias Papu, su gurí menor, de 14 años. Fue embestido por un camión recolector de basura. El 1° de julio de 2018, otro drama vehicular le arrebató a Antonella, hija de 28, Miguel Botana, sobrino de 26, y Miguel Chavical, pareja de la entrevistada, de 41. Fallecieron calcinados en un auto que se incendió tras un choque. Lola, la beba de Antonella, de un año, sobrevivió de milagro.

«El asesino de Lucas [Daniel Cañupán] nunca estuvo preso, nunca le sacaron el carnet de conducir; lo único que pude lograr del juez es que no pase a recolectar la basura por la cuadra de mi casa; el hacía ese recorrido; desde que hablé con el juez cumplieron mi pedido y no tengo contacto con el sujeto, evito verle la cara, aunque igual uno se cruza, porque vivimos en la misma ciudad; desde la tragedia cambió totalmente mi vida; uno se levanta y falta alguien en la casa; en las fechas especiales, como el cumpleaños de Lucas; ha sido muy difícil todo; los primeros dos años iba todos los días dos horas al cementerio».

«Conocí a Silvia González [mamá de Sacha Viguera y presidenta de la Fundación Estrellas Amarillas, con sede en Santa Rosa, provincia de La Pampa] hace cuatro años, cuando fue a pintar la estrella amarilla de mi hija, que murió en otro hecho vial; Antonella viajaba para acompañar al marido a un safari; también fue duro; ella andaba con la beba de un año y un mes; la tiró por la ventanilla y la chiquita se salvó; cuando me avisaron eran las ocho y media de la mañana; me llamó el hermano de mi pareja; me preguntó si Miguel estaba en el safari; le respondí que sí; me dijo hubo un accidente, se prendió fuego el auto».

Antonella dejó dos hijos, Luca Gianfranco, hoy de 15 años, y Lola, de siete. El coche de la fatalidad, un Chevrolet Aveo, fue impactado por una camioneta. «Mientras el auto estaba estacionado en la banquina de la ruta nacional 251, una Toyota Hilux lo colisionó en la parte trasera», dice el veredicto judicial. «El impacto fue tan violento, sobre el sector del tanque de nafta, que de inmediato el vehículo ardió», explica. «El incendio se produjo como consecuencia directa y excluyente del golpe efectuado por el rodado mayor, que fue el único causante del deceso de las personas que se encontraban a bordo».

El papá de Lola es Adalberto Rial, conductor de motocross que participaba en el Campeonato Regional de Safari de Río Negro, que incluye vehículos de dos y cuatro ruedas. Corría en la categoría de 250 centímetros cúbicos. En el momento del horror se encontraba en otro sitio con motivo de la competición. Los ocupantes de Chevrolet iban a su encuentro. El certamen surgió a finales de la década de 1980 uniendo las localidades de San Antonio Oeste, Las Grutas, El Salado y Sierra Grande. Progresivamente fue creciendo y hoy existe una Asociación de Pilotos de Safari (APISA) con más de 400 miembros.

Nancy logró respuesta de la justicia civil, pero el fuero penal está en deuda con las víctimas. Ella pertenece al movimiento de las Estrellas Amarillas, iniciativa ciudadana que promueve esos símbolos en honor de los damnificados viales e impulsa proyectos pedagógicos, legislativos y humanitarios. Un cartel con el emblema de cinco puntas luce en el hito donde atropellaron a su benjamín, la intersección de las calles Falkner y Malvinas, San Antonio Oeste. Una señal idéntica se yergue en el sitio del incendio, ubicado en el km 104 de la Ruta Nacional 251, en la vecina municipalidad de General Conesa.

Propuesta: testimonios.ar

Autor: Lucio Casarini

Imagen: Testimonios.ar