RUSIA-UCRANIA EL PELIGROSO REGRESO DEL FANTASMA DE UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL
EE.UU. autorizó a Zelensky a usar sus misiles de largo alcance sobre territorio ruso. Putin advirtió con una posible respuesta nuclear. Hay alerta en varios países y cierre de embajadas.
Un peligroso fantasma reapareció en escena. Es el fantasma de una potencial Tercera Guerra Mundial. Una guerra que podría conducir al planeta a un destino incierto y lleno de sombras. Un destino de muerte y destrucción. Tras la autorización otorgada por el gobierno de Joe Biden, Ucrania disparó misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos contra Rusia. Es la primera vez que eso ocurre desde el inicio de la guerra que comenzó con la invasión rusa en territorio ucraniano en febrero de 2022. Cuando se cumplían 1.000 días del conflicto, Ucrania lanzó al menos seis misiles ATACMS (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército) sobre la región rusa de Bryansk. Y ahora se espera una dura respuesta de Rusia. El propio presidente Vladimir Putin había advertido que la utilización de esos misiles de Occidente constituía casi una declaración de guerra de esos terceros países y que no se quedarían de brazos cruzadas, agitando incluso la posibilidad de un contrataque nuclear. Algo que despertó todo tipo de temores y naciones como Finlandia, Noruega y Suecia ya están repartiendo folletos entre su población en caso de que una hecatombe así estalle. Y otros varios países están cerrando sus Embajadas en Kiev, la capital ucraniana.
Según las autoridades rusas, de los seis misiles lanzados por Ucrania, cinco fueron derribados y otro fue deñado, cayendo parte de sus restos sobre una instalación militar en Bryansk, pero sin causar ni víctimas ni daños materiales. El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró en una rueda de prensa en el G20 de Río de Janeiro tras el ataque: «Esto es, por supuesto, una señal de que (desde Occidente) quieren escalar (el conflicto)». De hecho, Putin lanzó una nueva doctrina en materia de seguridad que habilita la utilización de armas nucleares ante nuevas agresiones. Por ejemplo, si Ucrania -que no tiene armas nucleares- usa misiles de un tercer país que si los tiene, eso involucra a esa tercera nación en el conflicto y legitimaría para los rusos el uso de armamento de ese tipo. Es decir, el cambio de la doctrina nuclear rusa que aprobó Putin establece entre las nuevas condiciones bajo las cuales el país consideraría el uso de su arsenal, la posibilidad de que un ataque de un Estado no nuclear, si es respaldado por una potencia nuclear, será tratado como un ataque conjunto contra Rusia.
Para Moscú la autorización dada por Biden para que Volodymyr Zelesnky utilice sus misiles de largo alcance convierte a EE.UU. en un participante directo de esta guerra. En ese sentido, Lavrov también señaló desafiante en Brasil: «Lo tomaremos como una nueva fase de la guerra de Occidente contra Rusia y reaccionaremos en consecuencia”. El ejército ucraniano confirmó el ataque a un depósito de municiones en la región rusa de Bryansk, pero sin especificar si se usaron misiles ATACMS. Esas instalaciones están a unos 100 kilómetros de la frontera, cerca de la ciudad de Karachev, y según la información suministrada por Rusia habría provocado 12 explosiones secundarias. En el G20, Lavrov también dijo tras el ataque en Bryansk: «El presidente (Putin) lo ha mencionado varias veces: si se van a desplegar misiles de largo alcance desde Ucrania hacia territorio ruso (…), también significa que serán operados por expertos militares estadounidenses».
La autorización de EE.UU. por la que Ucrania podría usar sus misiles de largo alcance sobre territorio ruso sería acompañada por una decisión similar del Reino Unido y de Francia. Eso envalentonó a Zelensky. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania se publicó un comunicado en el que insta a sus países aliados a aumentar el apoyo militar: «Necesitamos la paz a través de la fuerza, no del apaciguamiento. Ucrania nunca se someterá a los ocupantes y el ejército ruso será castigado por violar el derecho internacional». El mensaje parece tener múltiples destinatrios -como la OTAN y la Unión Europea- pero hay uno especial: el flamante presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, quien ha sugerido que cuando asuma el poder -el próximo 20 de enero de 2025- se terminará el apoyo de su país a Ucrania y que incluso desde sus trincheras se insinuó que habría que buscar la paz con los nuevos límites geográficos como están hoy en día con los territorios que ya fueron ocupados por Rusia. Ese potencial cambio de sentido de la Casa Blanca frente a ese conflicto pudo haber pecipitado la decisión de un saliente Biden de autorizar esos misiles por parte de Ucrania, antes de que las cosas pasen al otro escenario. Sin embargo las autoridades demócratas señalaron que el cambio de postura del presidente de EE.UU. tendría que ver con la reciente llegada de tropas de Corea del Norte en apoyo a Rusia en la región fronteriza de Kursk, que Ucrania viene ocupando desde agosto.
Ahora resta ver cuál será la «respuesta apropiada y tangible» con la que amenazó Rusia si ocurría lo que finalmente ocurrió. Es decir, que los misiles estadounidenses ATACMS por primera vez cruzaron la frontera sobre Rusia, algo que hasta el momento no había ocurrido aunque sí esos proyectiles ya habían sido utilizados por Ucrania pero sobre territorio propio ocupado por los rusos. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, había dicho en el pasado que no poder usar ese tipo de armas dentro de Rusia era como si estuviera obligado a pelear con una mano atada a la espalda. Los misiles ATACMS pueden alcanzar objetivos a 300 kilómetros de distancia y son difíciles de interceptar y ser derribados.
En tanto, la nueva doctrina nuclear aprobada por Putin establece que cualquier agresión contra Rusia por parte de un Estado miembro de una alianza será interpretado por Moscú como un ataque de esa alianza en su conjunto. Eso hace pensar que en el caso de que los rusos se vean agredidos por cualquier nación que integre la OTAN -como podría ser EE.UU. por proveerle esos misiles a Ucrania-, eso involucra al resto de los países de esa alianza. Y la respuesta militar y hasta nuclear del Kremlin podría alcanzar a cualquier país miembro de ese bloque. De hecho la televisión estatal rusa difundió un video en el que se muestra cómo un potencial ataque nuclear de ese país podría alcanzar a distintas naciones que integran la Alianza Atlántica. Es más, desde el Ministerio de Exteriores de Rusia habían señalado que un ataque así «representaría la implicación directa de Estados Unidos y sus satélites en hostilidades contra Rusia» y que la doctrina ha sido actualizada «en línea con la actual situación«.
Estos nuevos capítulos de esta guerra que ya lleva 1.000 días llegan en un momento en el que las fuerzas rusas, que han estado a la ofensiva durante más de un año, avanzan a su ritmo más rápido desde 2022 en el Este ucraniano y ejercen presión en el Noreste y el Sureste. En tanto, Ucrania controla alrededor de 650 kilómetros cuadrados de territorio en Kursk, mientras que Rusia, que avanza más rápido que en cualquier otro momento desde el comienzo de la guerra, controla más de 110.500 kilómetros cuadrados de Ucrania. En ese contexto se produce esta nueva escalada que nadie sabe dónde puede terminar. Pero que despiertan los fantasmas más peligrosos. Los de una potencial Tercera Guerra Mundial.
Gabriel Michi: periodista especializado en Internacional.
Fuente: mundonews.com.ar